"Quién dará vida al bello esclavo sino su amo?. Sus rasgos pueden ser perfectos y su cuerpo hermoso, pero sólo su señor posee el corazón del siervo que vive por y para el placer de su dueño. De su amante y de su dios. El es sólo un pobre perro triste si le falta la mano que sujete la cadena con firmeza y afecto. Solamente es carne sin el alma que le regala el amo al fecundarlo de amor"
ANDREAS

domingo, 23 de enero de 2011

45 Rutina

Alex se sentía seguro en casa con su señor. Lo había pasado bien y la compañía de Guille le había gustado y divertido, pero su elemento era el espacio hogareño que alumbraba y calentaba Alejandro con su personalidad dominante y su cariñosa ternura al estar a solas acariciando a su muchacho.

No había resquicio vacío entre los dos que no ocupase el amor del chico por su amo y el de éste por su esclavo. Y así transcurría la rutina diaria de la pareja, sin sobresaltos, ni engaños, ni mentiras. Nada se ocultaban porque sólo cabía una sola voluntad y un único objetivo. Mandaba el amo y el chico obedecía. Y el fin de cada pensamiento del dueño era el bienestar de su amado. Y el esfuerzo de cada hora del sumiso chaval sólo consistía en el placer de su amante. De la satisfacción de su amo y señor.

 


Puede ser difícil de entender vivir atado a otro, pero más incomprensible es que ello ocurra si no existe un deseo delirante de ser poseído, alimentado por el amor desmedido y la adoración hacia el posesor. Esa otra situación, sin tales premisas, sólo se deriva en un forzado cautiverio del ser sometido a su opresor. En el primer caso no existe más libertad que la de dejar de ser libre. Y en el segundo no cuenta ni la opinión de no serlo, aunque haya un tradicional contrato por medio, normalmente forzado por cuestiones ajenas a la pasión. Y aunque por fortuna los tiempos y las ideas cambian, no siempre se consigue que esos aires renovados lleguen a todas partes.

Y a pesar que parezca raro, un amo y un esclavo también pueden ser una pareja. Y, además, muy feliz. Y esa era la realidad en la casa de Alejandro y su Alex. Tanto que a veces el amo tenía miedo de la envidia del aire que los rodeaba. Los antiguos decían que los dioses son envidiosos y los hombres no deben demostrar su alegría ni reír demasiado alto para no despertar su ira. Pero cómo acallar el divertido corazón de un chiquillo que ama!. Cómo ensombrecer el rostro de un hombre que toda su vida es ese crío que lo hace el más feliz de los seres de este mundo.

Algo estaba cambiando poco a poco en la vida de Alejandro cuanto más crecía el chico. Y el sótano se cubría de polvo al no usarlo tan a menudo y en lugar de haber putos perros colgados de las cadenas, quien se balanceaba en ellas y en cualquier esquina era alguna araña atrevida.

No les faltaban los amigos y se reunían con ellos cada vez con más frecuencia. Sobre todo con Pablo y Diego, ciegamente enamorados y prendidos uno del otro, que les invitaban a probar las especialidades del joven cocinero, cada día más experto e imaginativo para asombrar a los invitados de su amo. Si los dos esclavos se llevaban muy bien y los amos era íntimos amigos, que más se podía esperar para tener una velada deliciosa y agradable. Y siempre sazonada con un toque erótico para darle el punto picante necesario y que no decayese la fiesta.

Ni que decir tiene, que a la vuelta de las tierras del noroeste invitaron a la pareja a cenar para contarle sus andanzas. Y con el número del bar en el área de servicio se partieron el culo de risa, pero estaban alucinados por los cojones que le habían echado para hacerlo. El capítulo Guille mereció una atención especial, lógicamente. Y fue Alex quien habló del chaval y su amo le dejó que les contase todas la maravillas que tenía el chico a la vista y bajo la piel.

Cuando los dos esclavos se levantaron para retirar cosas de la mesa y llevarlas a la cocina, Diego le preguntó a Alex que había de particular en ese Guille para que le tuviesen tanto afecto su amo y él. Al otro esclavo le pareció percibir un atisbo de celos en su amigo y le dijo: “No seas tonto. El es tan especial para mi amo y para mí como tú. Lo que pasa es que no tiene amo y acaba de descubrir que le da más gusto tomar por el culo que follar a una tía. Y ya sabes lo bien que lo hace mi dueño!”. “Y no tienes miedo que primero venga unos días y luego se quede?”, repuso Diego.

Alex lo enganchó por detrás del cuello y le replicó: “No..... Nunca será esclavo de mi amo. Si ni tú lograste desplazarme, crees que va a conseguirlo Guille?. Además es mi amigo y lo será tuyo también en cuanto lo conozcas. Créeme!.... No hay nada que temer con Guille. Sólo es un bisexual que aún no sabe bien lo sumiso que puede ser. Además le van la tías y dice que le gusta follarlas. Así que por mucho que lo use mi amo, no será de su propiedad jamás”.

Diego le dio una palmada en el culo a su amigo y le contestó: “Si tú lo dices tendrás razón. Pero yo no estaría tan seguro que después de catar semejante verga le sigan gustando la tías para algo más que cotillear con ellas de lo bueno que puede estar un hombre como tu amo y lo bien que lo folla. Y te lo digo yo que me costó desengancharme de ese nabo!. Menos mal que mi amo tiene otros recursos y unas manos que me hacen olvidar hasta como me llamo cuando me tiene despanzurrado en la camilla o patas en alto como una parturienta. Joder!. Si te cuento con detalle todo lo que me hace seguro que te daría grima hasta rechinarte los dientes. Pero a mí me vuelve tarumba y me corro sin echar leche.



No sé si es el mejor médico del mundo, pero como torturador no tiene precio. Te lo dice un masoca redomado y sin límites, tío!”. Y volvieron junto a sus amos metiéndose empujones y riendo como críos.

Y seguramente lo hacían para provocar en sus dueños la justa reacción que debían esperar al hacerlo, ya que en menos de dos minutos ya estaban con el culo al aire recibiendo unas soberanas zurras, seguidas del acostumbrado polvo sobre la mesa del comedor. Y les tocó a cada costado de la mesa, juntando en el centro sus cabecitas que se miraban y se les caían las babas como a perros delante de un pastel de carne, mientras les jodían el culo sus amos y seguían dándoles azotes.

Estando solos, el reloj marcaba el tiempo sin prisa, sin apuro, y al acercarse la hora de la cena el amo sólo tenía que mirar a su esclavo para que comprendiese que tenía que prepararle algo ligero antes de dormir respirando lo que nunca llegaba a cansarle. El halo embelesante de la criatura que había elegido como esclavo. Pero lo había escogido Alejandro o fue la energía del universo quien lo creó para él?. Y qué más daba eso!. El caso es que lo tenía a su lado en la cama todas las noches desde que decidió que ya estaba maduro para apretarlo con fuerza y llenar sus pulmones con el fresco aliento de ese crío y usarlo como la mejor medicina para la salud de su alma. Acaso esa necesidad le hacía depender de la existencia de su esclavo?. Si era así, también el muchacho precisaba de la suya para exhalar el aire que lo vivificaba. Sin Alejandro ese precioso ser no sería Alex. Y su dueño lo sabía y deseaba que siempre fuese de así.

Alejandro se levantó de la silla y su esclavo lo hizo también y le preguntó: “Qué te traigo, amo?”. Pero el amo le respondió: “Nada. Y siéntate porque no te he ordenado dejar la mesa”. Alex obedeció sin dejar de mirar a su señor que se colocó detrás de él rodeándole el cuello con los brazos. Y después de darle dos besos, le dijo: “Cuando me meto en ti, te siento como mi segunda piel. Cada pellizco que te doy en los pezones lo siento en los míos y no hago otra cosa que acariciar mi propio cuerpo al tocarte. Y ya no sé de quién son los latidos que siento en el pecho. Mis jadeos son los tuyos y tus suspiros son mi placer. Alex, cómo se puede querer tanto sin que estalle el corazón?. Dímelo tú, mi niño. Y ven conmigo que voy a entrar tan adentro que dormiré en tu alma esta noche. Qué digo en tu alma!. En la mía que ya está dentro de ti....... Alex, me amas?”.

El esclavo volvió su cara hacia el amo y respondió: “Amo, no conozco otra cosa que la irreprimible obsesión de pensar y en ti y vivir para desearte sin medida. Y si eso es amor, te amo. Y ni el sueño me perdona y me libra de sentirlo. Y tampoco mi mente permite que ocurra, porque tú estás dentro de mí y siento tu vida y el correr de tu sangre aún sin penetrarme con tu polla o tus dedos. Amo, déjame pedirte que me llenes de leche esta noche. Por donde me la metas lo eliges tú, mi señor. Yo sólo abriré lo que me ordenes”.


“Vamos. Deja todo como está, que ya se recogerá mañana. Ahora tengo prisa por darte lo que me pides, pero con doble ración y así no tengo que elegir si hacerlo por la boca o por el culo. Será por los dos sitios, mi niño”.

4 comentarios:

  1. Andres, es genial, que sutileza, erotismo, pasión, mezclas lo que puede ser grosero, y hasta cansar con un estilo tan lírico, que hace que se acentúa aún más el erotismo.
    Muchas gracias por tus relatos.

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  2. Un bello elogio. De lo mejor que puede esperar el autor de estos relatos. Gracias

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  3. cómo se puede querer tanto sin que estalle el corazón? gran pregunta, maravilloso relato.
    Gracias por tus bellas palabras y por alegrar mis dias!
    Besoss
    Eli

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  4. Cuando se quiere de verdad el corazón siempre estalla y es hacia adentro. Y sus consecuencias pueden sufrirse si el tiempo de amar se pasa. Besos

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