"Quién dará vida al bello esclavo sino su amo?. Sus rasgos pueden ser perfectos y su cuerpo hermoso, pero sólo su señor posee el corazón del siervo que vive por y para el placer de su dueño. De su amante y de su dios. El es sólo un pobre perro triste si le falta la mano que sujete la cadena con firmeza y afecto. Solamente es carne sin el alma que le regala el amo al fecundarlo de amor"
ANDREAS

domingo, 23 de enero de 2011

22 El examen

Alex se extrañó de no ver a su lado en la cama a su amo al despertarse esa mañana. No lo había espabilado como de costumbre con un beso en los labios o sintiendo como le entraba su verga por el culo, pero oyó su voz desde el baño que le increpaba a levantarse y darse una ducha porque iban a salir temprano.

Alejandro sólo le anunció al chico que lo llevaba a la consulta de un médico amigo suyo para que le hiciese un reconocimiento a fondo. Pero el esclavo le dijo: “Amo, no estoy enfermo ni me encuentro mal”. El amo lo mió de abajo arriba y dijo: “Eso espero. Sin embargo, conviene que te vean a fondo por si acaso. Tengo que cuidar tu salud para que me sirvas lo mejor posible.... Así que esta mañana te toca un examen médico para conocer tu estado sanitario... Algún problema?”. “No, amo”, respondió el chaval. Y Alejandro bromeó: “No te dará miedo ir al médico?.... Te asusta que te pinche el culito?”. El chico sacó pecho y contestó: “No, amo..... No me dan miedo esas cosas.... Y menos si voy contigo. Porque estarás tú delante mientras me ausculta y me hace cosas. Verdad, amo?”. Alejandro se sonrió y lo tranquilizó: “Claro. Cómo iba a dejarte solo en otras manos.... Además a ese médico le encantan los nenes guapos como tú. Así que ni loco te dejaría con él sin estar yo delante. En cuanto ve una criatura así de bonita se pone como un burro. Y eso que tiene un novio monísimo casi de tu edad. Pero le encanta picar otras flores al muy zángano. Bueno, hace bien. Yo también me beneficio a otros aparte de darte caña a ti... Date prisa y métete en la ducha, ya”.

El médico salió a recibir a Alejandro y su esclavo y después de un efusivo saludo pasaron a la consulta para examinar al chaval. El amo le ordenó que se desnudase del todo y Alex obedeció sin decir palabra. El chico no es que tuviese miedo a lo que fuesen a hacerle, pero se le notaba nervioso, cosa que le pasaba al tener que estar desnudo delante de otro tío que no fuese su amo.



Pablo, que así se llamaba el médico, le comentó a Alejandro algunas novedades de otros amigos comunes y los dos hablaban ignorando al chaval como si no estuviese delante. En medio de la conversación, Pablo le preguntó a su amigo: “Por cierto, de dónde coño sacaste a esta monada?”. Alejandro miró como si tal cosa a su esclavo y respondió: “Fue un regalo que me hizo un amigo que me quería mucho. Es el mejor regalo que haya podido hacerme”. Y el médico soltó: “Joder!, tío. Siempre has tenido unos nenes de puta madre y encima te regalan esta joya. Qué coño haces para montártelo tan bien?”. “Podrás quejarte tú con el crío tan guapo que tienes ahora!”, le espetó Alejandro. Y Pablo admitió que realmente su novio era un chico muy guapo y agradable, pero mantuvo que Alex estaba tan bueno como un bollo de pan recién cocido, que comes a altas horas de la madrugada antes de retirarte a casa después de una noche de juerga a tope.

Le ordenaron al chico que se tumbase boca arriba en la camilla y el amo le dijo al médico que le tapase la cara con una sábana para que no pudiese ver lo que le hacían. El médico le preguntó a su amigo si al muchacho le daba miedo que lo explorasen, pero Alejandro le respondió que no se trataba de eso, sino de privarle de ver y dejar que sólo pudiese sentir lo que le fuesen haciendo sin que supiese exactamente que era o que le esperaba a continuación hasta acabar el reconocimiento.

Pablo comprendió que pretendía su amigo y dijo: “Entiendo. Ni verá nada ni oirá otra cosa que el ruido de los instrumentos y aparatos que use para revisarlo por todas partes. Dile que no se mueva por nada ni diga una sola palabra. Será un pobre cobaya en nuestras manos”. Y el amo le dio la orden al esclavo.

Alex sólo miraba la tela blanca si abría los ojos y notaba el aire en el resto de su cuerpo y lo olores que apreciaba constantemente. Estaba tenso por el silencio y la espera sin sentir nada en ninguna parte de su anatomía, pero le consolaba oler cerca a su amo y notar que se movía a su alrededor. Al menos no estaba solo con el médico y nada malo podría pasarle estando Alejandro a su lado.

Unos dedos presionaron su abdomen ligeramente primero y se hundieron luego algo más, pero no podía asegurar si eran del médico o de su amo. Hacía tanto tiempo que no le tocaban otras manos que no fuese las de su dueño, que no sabría decir si el tacto de otro hombre era diferente al de Alejandro. Pero no le parecía que esos dedos eran los de su señor. Siguió el toqueteo por el vientre y subió al pecho, apretándole las tetillas y los pezones, y después el cuello por todos lados. Pero estaba en el mismo dilema. En principio tenía que ser el médico ya que lo había llevado su amo para que lo viese el facultativo y no para sobarlo él. Para eso no necesitaba salir de casa. Pero tampoco era preciso taparle los ojos para que lo explorase el médico. Así que Alex empezaba a estar algo confuso con todo aquello. Y ahora le palpaban los sobacos.



Se estaba poniendo muy nervioso y oyó la voz de Alejandro: “Calma, Alex. No pasa nada. Tranquilo y no le compliques el trabajo a Pablo. Vamos, chaval. No te pongas nervioso que aún queda un buen rato”. Y otra vez la duda. Era el médico por lo que le había dicho se amo, pero él juraría que los dedos tenían que ser de Alejandro. Y se aventuró a decir: “Me escuece un poco eso que me haces, Alejandro. Para que es?”. Por un momento sólo escuchó silencio.

Y de pronto surgieron risas. Y su amo decía: “Ves que sutil es este puto crío?. Jodido, chaval!.... Distingue mi mano y eso que casi nadie le ha tocado la polla excepto yo como para poder comparar el tacto de unos dedos. Y has visto que treta se sacó de la manga para asegurarse quien le tocada el carajo!. Por esta vez y por listo no te doy un mamporro en los morros por desobedecerme y abrir el pico, pero no quiero oírte ni palabra otra vez. Puto cabrón!”. “Es espabilado el puñetero. Pero sigamos con lo nuestro”, dijo el médico.

Alex también se sonrió bajo la sábana satisfecho de haber descubierto el tacto de su amo. Y le oyó de nuevo: “Pablo, te has fijado en lo preciosa que es esta polla?. Fíjate. Parece como esculpida por un artista clásico. Incluso así, tranquila, es perfecta de tamaño. Y ya ves que glande más bonito al bajarle el prepucio. Da gusto tocarlo, sobre todo con los labios. Y que me dices de este orificio por donde mea y suelta la leche en cantidad, el muy vicioso. Mira como se abre al presionar un poco la punta del cipote. Me encanta este puto crío, Pablo!”. Y ahora era la voz del otro: “Se va a poner tonto con tanto halago, pero realmente es un pedazo de carne apetecible para comérsela entera. Joder!. Cómo debes disfrutar con esta criatura!”. Y otra vez oía a su amo: “Mucho. Por donde lo mires o toques es un placer. Mira se está excitando y ya verás que cacho tranco tiene cuando se le pone dura. Además te das cuenta que par de pelotas tan bien hechas?. Parecen pequeñas, pero no te imaginas la cantidad de semen que almacenan y lo rápido que se llenan cada vez que se las dejo secas. Y pesan lo suyo cuando lo coges bien por los cojones”. Esa forma de sopesarle los huevos era propia de su señor. En eso no podía engañarlo.

El chico no conseguía impedir que su pene se empalmase al notar las manos de su amo sobándoselo y tocándole los huevos delante del médico. O al menos juraría que todo eso se lo hacía Alejandro. Aunque a veces ya no estaba seguro de nada. Podía ser cualquiera, pero el caso es que le daba un gusto muy morboso. Y el médico dijo: ”Que no se le ponga tiesa o será peor”. Y el amo le aconsejó que no se excitase o le dolería.

Qué es lo que iban a hacerle?, se preguntó Alex. Le entró algo de temor y aún sintiendo los presuntos dedos de su amo, su polla se aflojó y casi sin reponerse de su resquemor algo le escocía en la punta del pito y le picaba por dentro con una sensación rara. Era como si le metieran algo por el orificio de la uretra y le ardía y molestaba un montón aunque no podría decir si era muy doloroso. Era grimoso, más que nada.

Y eso que le ocurría al chaval, se debía a la sonda que le estaba metiendo el médico por el pene, mientras su amo se lo sujetaba para sondearlo mejor. Se le crisparon los dedos de las manos sobre la camilla pero no rechistó ni se quejó. Tenía una sensación extraña en el pito y le jodía bastante si movían lo que ya tenía dentro. El amo dijo: “Te vamos a sacar orina para analizarla.. Podrías haber meado en un frasco, pero me gusta más hacértelo así..... Es más molesto, pero eso no importa. Tú ya eres un hombre. Incluso te permito que te empalmes. No creo que sueltes leche con eso metido en la polla”. Oír esa palabra, empalme, y el pito del chico empezó a tomar cuerpo y ponerse morcillón hasta endurecerse y crecer.



Con la polla tiesa y la sonda puesta, la molestia se volvió dolor porque el amo ya no lo acariciaba solamente sino que estaba masturbando al esclavo y la cosa pintaba chunga para Alex. El médico le dijo a Alejandro: “Haz que se corra y recogemos el semen en este frasco”. Y el amo contestó: “Vale. En cuanto vea que está a punto le sacas la sonda para que suelte la leche. Ves que puto se pone el cabrón!. Le debe estar doliendo la hostia pero aún así se pone como un toro oliendo a una vaca madura”. El médico rió y dijo: “Alejandro, son diecinueve años. Hasta clavada a un madero se le pondría dura si se la menean. Y más si lo hace su macho. Lo tienes bien enseñado. En cambio el mío está demasiado consentido y a veces me gustaría darle un par de hostias”. Alejandro puso cara de asombro y preguntó: “No le pegas si no obedece o no se porta como tú quieres?”. “No”, respondió Pablo. Me emputece su cuerpo y más que nada su polla y también es muy joven. Sólo tiene veinte años. Pero consigue lo que le da la gana con sólo ponerse de morros y no darme un beso si se lo pido. Me tiene bobo del culo por sus huesos”. “No aprenderás nunca, Pablo”, dijo Alejandro meneando la cabeza.

La paja era lenta y suave para retardar la eyaculación de Alex, pero los espasmos del chaval indicaron a su amo que sus huevos estaban ya cocidos y el semen gritaba en su interior para salir fuera. Alejandro hizo una seña al médico y éste tiro de la sonda dando vía libre al chorro de leche que surgió del capullo del chico, que vio todas las estrellas del firmamento y se quedó paralizado por el dolor agudo y agrio que sintió en los bajos de su cuerpo. Parte salpicó el brazo del amo y el vientre del esclavo, pero otra buena porción entró en el bote que Pablo tenía preparado para recogerla la semilla de Alex. Y los dos hombre comentaron la espesa blancura del esperma elaborado por el chaval en sus bolas.

Y Alejandro, chupándose los dedos pringados de leche, le dijo a su amigo: “Si te apetece pruébala y dime que te parece.... Para mi no hay nada más rico”. Y Pablo bebió un poco del contenido del frasco que tenía en la mano y lo saboreó despacio como un experto catador de vinos. Y añadió: “Es rico. Muy consistente y se nota la frescura de la juventud del crío. Su olor es bueno y es grueso y pegajoso como debe ser para notarlo en la boca. Tienes un buen ejemplar y puedo adelantar que está sano como una manzana recién cortada del árbol”.

Alex notó como alguien le limpiaba el pene y la barriga y volvió a esperar acontecimientos con un ardor en el pito que le escocía y picaba como si le hubiesen metido una guindilla. Entonces le dijo su amo que se diese la vuelta y se colocase boca a bajo. Lo hizo y le separó las piernas para dejar libre acceso al ano. Ahora ya no hacía falta la sábana para taparle la visión, porque sin volver la cabeza tampoco veía nada de lo que pretendían hacerle en el culo.

Y habló el amo: “Esto es de lo mejor. Mira...... Qué cerrado y prieto está...... Esta mañana no lo follé, pero normalmente se la meto unas tres o cuatro veces al día. Y ya ves. Parece que nunca le metieron ni un escarbadientes por el ojete..... No te imaginas lo que es tocarlo por dentro.... Y cómo te aprieta la verga al metérsela y darle por culo!. No sé si lo hace por instinto o como un acto reflejo, o es que ya se las sabe todas este puto mamón. Pero es la hostia darle caña a saco. Mira, este puto ojo del culo que tiene mi chaval ya está latiendo y se abre solito tan sólo con oírnos hablar. Examínaselo porque si tardas mucho me lo calzo aquí mismo. Alex, ponte a cuatro patas y pon la frente en la camilla. Y ábrete de patas todo lo que puedas. Venga, rápido que no tenemos todo el día para estar adorando tus nalgas ni tu agujero”.



Unos dedos le untaban de crema el ano y no parecían los de su amo y luego notó algo frío que hurgaba en su esfínter. Y sintió como entraba con suavidad, pero era rígido y de textura metálica. Pero también se dio cuenta que eso le abría poco a poco el ano y levantó la cabeza. Pero su amo la empujó de nuevo hacia abajo con su mano y le dijo: ”Estate quieto. Sólo te está viendo el recto y te metió un espéculo. Con esto se te ve todo y se aprecia lo rosado que eres por ahí y lo rico que estás. Por eso me encanta jugar con mi lengua por esos pagos. Ya falta poco, así que no te impacientes o te arreo como tu sabes. Y de paso aprende éste a tratar a un puto mocoso si se pone borde”. Alex apretó los dientes y aguantó las cosquillas que el médico le hacía dentro del culo con algo que no quiso elucubrar sobre su naturaleza.



Pero aún faltaba el tacto rectal y en cuanto le sacaron el aparato dilatador, unos dedos de látex invadieron la tripa del chiquillo y entraron y salieron unas cuantas veces. Joder!. Eso era como follarlo en las narices de su amo. No con una verga, pero si con un par de dedos. Este cabrón será muy amigo de mi amo, pero se está pasando, pensó el crío. Y además de dejarle el ojete como una brasa, se atrevió a decirle a su amo que tenía que ser un gustazo clavársela de golpe y romperle el culo a pollazos.

Alex ya estaba cansado, pero todavía faltaba pincharle en la nalga una inyección de vitaminas, que duelen la rehostia, y extraerle sangre del brazo. El esclavo no gritó mientras le clavaban la aguja y le inyectaban la jodida ampolla, pero se cagó en la madre del médico por lo bajo. Menudo tute le habían dado esa mañana!. Sólo faltaba que le diesen la vuelta y volverlo del revés o que nada más entrar en casa su amo le pusiese una lavativa y ya estaría completo el día. Al menos esperaba que también le metiese un par de polvos de más de una hora cada uno. El chico había hecho méritos para eso y mucho más y sería un detalle por parte de su dueño.

Y por fin escuchó de boca de su amo lo que estaba deseando desde el principio: “Ya está. Levántete y vístete”. Le atizó un par de azotes en los glúteos, bien dados y que resonaron como un tambor, y Alex se bajó rápido de la camilla y se puso la ropa. Su señor se despidió de Pablo y éste le dio un beso al crío en la mejilla, diciendo: “Eres muy guapo, chaval. Y estás muy bien educado. Me gustaría que fueses amigo de mi chico y aprendiese a comportarse como tú. Alejandro si no tienes compromiso este sábado os invito a cenar en mi casa y así se conocen los muchachos. Te parece?”. Y Alejandro dijo: “Ok. No hay problema. El sábado nos vemos. A que hora?”. “A las diez, Y ya te doy los resultados de los análisis. Seguro que está como un roble este mozo”, contestó Pablo. Y abandonaron la consulta para irse otra vez a su casa, pero Alex no cesaba de tocarse el culo y el pito porque tenía un escozor del carajo.

3 comentarios:

  1. Me encantó, cuanto morbo, el chikito manoseado por los tipos grandes!
    fer

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  2. Concuerdo con el comentario anterior de fer.
    Este episodio es muyyyy morboso.
    Lástima no haber estudiado medicina para atender un consultorio de esta forma.
    Besos

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  3. Maravilloso, como siempre...pero aún mejor!
    Te superas, Andreas. Eres un maestro.
    gracias

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