"Quién dará vida al bello esclavo sino su amo?. Sus rasgos pueden ser perfectos y su cuerpo hermoso, pero sólo su señor posee el corazón del siervo que vive por y para el placer de su dueño. De su amante y de su dios. El es sólo un pobre perro triste si le falta la mano que sujete la cadena con firmeza y afecto. Solamente es carne sin el alma que le regala el amo al fecundarlo de amor"
ANDREAS

domingo, 23 de enero de 2011

21 Cumpleaños

Por primera vez Alex se despertó antes que su amo y se quedó admirando el cuerpo y el rostro de su dueño, totalmente fascinado por su atractivo y su aspecto viril, que incluso dormido le trasmitía respeto y seguridad al muchacho. Alejandro era un hombre bello de los pies a la cabeza y se notaba en sus músculos que desde muy joven los había ejercitado y practicado deportes. Un tórax fornido y el estómago plano, así como las piernas y los brazos, eran el referente de una vida sin excesos alimenticios y mucho trabajo de abdominales y pesas.

Alex veía en su amo todo un macho de una pieza, cuyo remate eran sus notables genitales y una verga que quitaba el hipo tan sólo con verla dormida. Hasta el vello que cubría el pecho, el bajo vientre y las extremidades de Alejandro, adornaban su anatomía con un aureola de seductora hombría.

Qué joven ansioso de polla podía resistirse ante aquel formidable ejemplar que dormía al lado del muchacho. Si Alex pudiese tomar la iniciativa y e insolentar el sueño de su señor, se hubiese tirado a mamarle el carajo y metérselo el mismo por el culo en cuanto se pusiese duro y tieso como un faro. Pero él era el esclavo y el que aún dormía era su amo y sólo él tenía derecho a usar cualquier parte del cuerpo del chiquillo y del suyo si le apetecía. Así que solamente le quedaba esperar a que abriese los ojos y desear que amaneciese con ganas de darle por el culo a su siervo.

Mientras Alex se imaginaba el futuro con su amo, el pecho no podía contener lo fuerza de los latidos de su corazón. Le parecía imposible tanta felicidad y poder disfrutar cada día el amor que sentía por el hombre dormido que contemplaba con emoción. Era su amo y el amor por el que cada mañana su alma se invadía de luz y sus sentidos conocían lo que era el verdadero placer.

Recordó sus noches solitarias en el dormitorio del colegio y las innumerables pajas que se hacía pensando en lo que ya tenía a su lado. Un hombre que le diese el amor y el sexo que necesitaba y que no le dejase descansar el ojo del culo. Ahora ya no era necesario meterse los dedos porque era su amo quien se los hundía en el ano sólo para jugar o antes de clavarle la enorme verga que en ese instante reposaba entre las piernas.

Alejandro se movió y al poco levantó un párpado. Y Alex se dispuso ya a darle los buenos días con un beso. El amo le sonrió y cerró el ojo de nuevo, pero dijo entre dientes: “Feliz cumpleaños”. Ese día Alex cumplía diecinueve y ya era todo un mozo.

Alex no esperó a que su amo le diese entrada y le besó en los labios diciendo: “Gracias, amo”. Alejandro lo abrazó con fuerza y añadió: ”También es tu segundo aniversario en esta casa.... Qué puedo regalarte?”. El chico no lo pensó y respondió: “Qué mejor regalo que estar contigo, amo!”. Pero Alejandro añadió: “Aún así, tengo que hacerte un regalo..... Ya eres todo un hombre y quiero celebrar los dos años que llevas a mi lado.... El regalo de cumpleaños será un viaje a París. Pero el otro ha de ser algo especial.... A ver..... No se me ocurre nada realmente adecuado para festejar nuestra unión. Porque aunque seas mi esclavo, no por eso dejamos de estar unidos los dos”. Y Alex dijo: “Amo, cuando me siento más unido a ti es al sentirte dentro. Pero aunque no me tengas contigo es como si estuvieses en mí siempre. Y no sé que puede haber mejor que eso”.

El amo sonrió con agrado y reflexionó en voz alta: “Es verdad. Qué puede haber mejor que estar dentro de mi esclavo. Quizás tenerte. Simplemente saber que eres mío. Porque antes de penetrar en ti ya lo eras y me sentía el hombre más feliz de la tierra viéndote y notando el aire que me envuelve cuando te mueves y el olor a vida y y juventud que exhala tu ser...... Fuiste la renovación de mi existencia y el móvil para planear el futuro sin hablar solamente en primera persona. La mejor celebración que se me ocurre es amarte hasta perder la razón y la noción de tiempo y espacio. Amarte más allá de lo posible...... Alex, voy a besar todo tu ser antes de meterme en tu cuerpo para dejar el germen de mi vida en ti. Devuélveme mis besos mezclados con el soplo de tu alegría, tu transparencia y esa luz que alumbra en tus ojos. Mi muchacho, te doy mi vida para que me la devuelvas más intensa y cargada de felicidad. Y ese será el regalo que nos hacemos los dos”.

El esclavo se apretó en el pecho del amo y contestó: “Amo. Toma lo que es tuyo y deja que sea dichoso con tu felicidad..... Porque no aspiro a otra cosa que ser útil para que sientas el placer más grande que un hombre pueda soñar.... Ese es el regalo que desearía para los dos”.

Pasaron tres horas y seguían en la cama amándose sin tregua. El esclavo perdió la cuenta de las veces que el amo entró en él y éste no sabría contar los besos y caricias que le dio a su esclavo, además de alimentarlo dos veces con su leche por la boca y terminando con una tercera dosis dentro del culo. Pero antes de terminar en la barriga del chico, se la había clavado hasta perder la cuenta, penetrándolo. Y esa mañana, el amo también se la mamó al muchacho y se alimentó en dos ocasiones con la leche fresca de sus estrenados diecinueve años. Y eso era casi tan rico como comerle el culo, Alejandro disfrutaba apretando los labios contra el ano del crío y follarlo con la lengua, saboreando el sabroso gusto de su esfínter.

Para concluir se lavaron restregándose uno contra el otro y secaron la piel con mimos y risas. Luego desayunaron y el amo decidió que ese día no se haría otra cosa en la casa que ser felices y continuar destilando sexo y amor entre ellos. Ese día el chico no sufriría ningún dolor ni tendría el menor desasosiego por no saber que hacía su amo en el sótano. El día del cumpleaños de Alex, ese lugar no existía para nadie.

El amo no quiso salir de casa en todo el día y ni un minuto se separó de su esclavo. En ese día no había otro mundo que el creado por él para Alex. Ni había más seres vivos sobre la tierra que ellos. La única realidad eran el chico y su dueño. Y el resto ya no contaba para ninguno de los dos. Alejandro, sin retirar el plato del postre al termina la cena, acostó a Alex sobre el mantel, mirando al techo, y le cubrió los genitales con crema pastelera. Le chupó los testículos y la polla, comiéndose la dulce cubierta amarilla, y al terminar levantó las piernas del chaval para hacer lo mismo con el esfínter.

El amo llevaba a cabo un verdadero ritual, cuyo altar era la mesa del comedor y su ofrenda su propio esclavo. Alex sólo notaba las lametadas de Alejandro retirando la crema y todo su organismo sentía un suave temblor de ansiedad y placer. Al saciarse el amo con el postre especial del cumpleaños del chaval, Le dijo al oído: “Ahora voy ya rellenarte con otra crema mucho más sabrosa y blanca como la leche.... Levanta las piernas y sujétalas por los tobillos con las manos. El esclavo lo hizo y su dueño le endiñó la verga por el culo para darle lo prometido.

Aún no había terminado el amo y el muchacho lanzó su semen sobre el vientre y el estómago para que su señor lo recogiese besándolos, estremecido por las convulsas ráfagas de esperma que colmaban el recto del chaval. Ese día los dos durmieron agotados y totalmente desnatados de tanto follar.

El decimonoveno aniversario de Alex quedaba tan plenamente festejado como los dos años que llevaba viviendo con su amo. Pero, a pesar de lo dicho por el amo, también tuvo otros regalos consistentes en objetos bonitos que ilusionaron al chico y que le fue entregando a lo largo de la festiva jornada. Y todavía quedaba el viaje a París para que Alex conociese de la mano de su dueño una de las más hermosas capitales de Europa, cargada de historia, arte y glamour. La villa de París, capital de Francia y de la moda.

Esa noche, Alex se vio paseando por le centro de los Campos Elíseos de la mano de su amo, desde el arco de triunfo y camino a la Concordia, franqueando en su sueño las puertas del Louvre, en cuya escalinata los esperaba la Victoria de Samotracia para darles la bienvenida a ese templo de la belleza.

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